Aquella tarde
era lluviosa y fría, no había nadie por el pueblo pero tenia que ir a dar una
vuelta con el perro. Decidí soltarlo para jugar un poco con el a la pelota y
cuando me agaché a cogerla ya no estaba no lo veía por ninguna parte, asique me
sumergí en el profundo bosque que lo tenia justo al lado para ir a buscarlo.
Estaba muerta de miedo porque los vecinos siempre contaban leyendas sobre él
pero no podía dejar allí a mi perro. Lo llamaba pero no aparecía por ninguna
parte y se estaba haciendo de noche, de repente escuche como si fueran pasos y
alguien viniera corriendo hacia mí, me gire rápido y era mi perro que me había escuchado,
le puse la correa y fuimos corriendo a casa porque hacia mucho frío.
Carlota Márquez Dapena.
Carlota Márquez Dapena.
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